Nada me gusta más que preparar viajes e ir colocando lo bueno por pasar. Esta capacidad de mirar feliz hacia delante también tiene reverso: no sé yo por qué gasto tanto tiempo en sufrir las desgracias condicionales. Es lo malo de ser relojero.
Comparte Bistró le ha dado a Madrid lo mejor de la cocina del aceite y la mantequilla. Mario y Charlotte nos enseñaron a comer en dos idiomas y ahora se toman un descanso para ser felices en familia. Qué suerte hemos tenido. Ojalá y la tengamos de nuevo.