Hay varios tipos de recuerdos: los que duermen y los que están despiertos. El otro día a mí me revivió un recuerdo en un parking y ahora no tengo uno, tengo dos. La carta de esta semana estaba en el fondo del armario de la memoria y yo ni me acordaba de Baeza.
Baeza huele a aceite. Y Juan Carlos ha encontrado en el convento de Vandelvira un nogal centenario sobre el que sirve la cocina de cerca con un nivel de detalle emocionante. Comemos espárragos salvajes y conejo. Y catamos aceites. Aquí cada uno cata lo que le emociona.