Plotino, filósofo egipcio del siglo III d.C., fundador del neoplatonismo, estudió primero en Alejandría, y luego se estableció en Roma. Él no era cristiano, pero influyó poderosamente en el cristianismo, especialmente en San Agustín. Llama la atención que tenía un desapego completo respecto de su cuerpo.