Hoy hablaremos de lo que veremos en esta sección, y porque es importante ella misma.
Vamos a centrarnos en ese momento donde ocurre algo que, aunque es muy común, a veces no sabemos del todo cómo gestionar: el momento en el que tu mente se ha dispersado.
Y más aún: todo lo que pasa, desde que notas esa dispersión hasta que, con intención, calma y claridad, decides volver a tu objeto de atención, como la respiración.
Parece algo sencillo. "Me distraje, vuelvo a la respiración y listo" Pero entre esos dos puntos se abre una series de proceso mentales. Un trabajo interior con sus vueltas y revueltas, pero que te puede ayudar a cambiar de verdad. Un espacio donde se mueven decisiones sutiles, reacciones automáticas, recuerdos inconscientes, gestos del cuerpo y microemociones que muchas veces pasan desapercibidas. Es justo ahí donde se empieza a construir buena parte de nuestro progreso como meditadores.