Salmos 37: 1-9/ Salmos 73 Debemos disfrutar la identidad que hemos recuperado tras la muerte de Jesucristo de tal manera que debemos ser afectados por su obra en nuestra vida.
¿Hay algo que valga más que la identidad en Dios?
Vivimos para dar a conocer a Dios y servirle. Gracias a que el velo fue rasgado, tenemos ahora ese acceso.
Podemos resbalar, ser confundidos o distraídos pero siempre en él encontraremos paz. No debemos sentirnos menos que el mundo, porque somos el pueblo de Dios. Debemos mirar al prójimo para amarlo como a nosotros mismos y como Dios nos amó.
No debemos subestimar la obra de Dios, comparándote con los demás y sintiéndote inferior.