Reconocernos miserables para alcanzar la Misericordia Divina.
Las situaciones trágicas ¿son ocasiones para meditar sobre mi miseria o recrimino a todo el mundo buscando culpables? ¿Soy consciente que el ser y los dones son regalos de Dios y los vivo como agradecido? O más bien ¿me apropio de los mismos como si yo fuera su único propietario?