En la Transfiguración de Jesús vemos el poder transformante de la oración y un impulso para la misión.
¿Me detengo a meditar sobre la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo?
La oración, ¿produce un cambio en mi persona, me hace mejor impulsándome a la misión?
¿Me dejo conquistar por el mundo que me distrae de la oración?