A la desertificación y la deforestación que empuja a millones de personas a abandonar sus hogares en África, se añade ahora otro fenómeno que se ha denominado 'colonialismo verde', esto es la explotación de materiales como el litio o el cobalto, necesarios para fabricar baterías eléctricas. "Esta extracción no respeta los derechos humanos", denuncia la jurista franco gabonesa, Chancia Ivala-Plaine.
Con motivo de la Cop29, Conferencia sobre el Clima de la ONU, que se celebra en estos momentos en Baku, Azerbaiyán, ponemos el foco en África y las amenazas y retos del continente ante el cambio climático y también ante la explotación de los recursos naturales necesarios para llevar a cabo una transición ecológica, en la mayoría de las ocasiones en el Norte. Esto es lo que está provocando un fenómeno acuñado como 'colonialismo verde'.
Para la jurista Chancia Ivala-Plaine estamos ante una contradicción. "La búsqueda de soluciones más ecológicas lleva a la explotación de los pueblos del sur porque no hay mecanismos para proteger a los trabajadores", afirma la también presidenta de la asociación ‘Juventud africana por el Medio Ambiente’.
Una situación que nos evoca la explotación de adultos y menores en las minas de diamantes de países como Namibia, Sierra Leona o Zimbabue, justamente en este último país es donde se concentran las mayores reservas de litio en el mundo, necesario para la fabricación de baterías, su extracción ha provocado el desalojo de poblaciones autóctonas, al igual que en República Democrática del Congo, donde se extrae cobalto y cobre, también imprescindibles para las baterías eléctricas.
El 'colonialismo verde' y las expulsiones masivas de pobladores
"El término 'colonialismo verde' es del profesor Guillaume Blanc (historiador de Medio Ambiente y África contemporánea) y se manifiesta por la explotación extractiva y excesiva de los recursos naturales que no respeta los derechos de los pueblos que viven en los alrededores de las minas", explica Chancia Ivala-Plaine.
Existen otros fenómenos que están provocando la expulsión de la población local como es la creación de zonas protegidas o de reservas de animales. Es el caso de los masái en Tanzania, decenas de miles de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares situados en el Área de Conservación de Ngorongoro.
"El derecho internacional reconoce el derecho de las poblaciones indígenas, tenemos el ejemplo de Kenia, donde la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (con sede en Arusha, Tanzania) reconoció el derecho de la población autóctona, es una decisión muy importante, sin embargo hay un problema en la implementación de la ley porque a los gobiernos africanos lo que les interesa es más la inversión de las empresas", denuncia.
Una muralla verde para frenar el avance del desierto
La explotación de recursos naturales para la transición ecológica y el establecimiento de reservas y parques naturales se agregan a problemas más antiguos como la deforestación y la desertificación que afectan a millones de personas que se ven obligadas a emigrar por el hambre.
En la actualidad existe un proyecto para lugar contra la extensión del desierto del Sahel hacia el sur, se trata de la muralla verde, en la que Senegal está jugando un papel importante. Se trata de plantar árboles para frenar la expansión del desierto", afirma Ivala-Plaine. Pero no será suficiente. La construcción de infraestructuras, tan necesarias para modernizar las urbes, está también impactando en los bosques.
La ley, un arma eficaz para luchar contra las consecuencias del cambio climático
A pesar de que muchos gobiernos africanos hacen oídos sordos a las demandas de los ciudadanos para proteger sus derechos, la jurista estima que el derecho es un arma eficaz. "Puede imponer obligaciones vinculantes a gobiernos y empresas para proteger a poblaciones más vulnerables que enfrentan los efectos del cambio climático", sostiene.
El derecho también es importante porque crea jurisprudencia en un contexto donde las grandes potencias se han desentendido de la reciente Cop de Baku, en Azerbaiyán, donde han estado ausentes países como China, que tiene una gran influencia creciente en el continente africano. "La ausencia de China muestra que prefiere aplicar su ley que la diplomacia y los acuerdos multilaterales con otros países", lamenta.
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Un programa coordinado por Florencia Valdés, realizado por Souheil Khedir, Adrien Thoureaud