Adán y Eva en el Edén, eran puros e inocentes. Conocían a Dios y lo amaban por naturaleza. Dios era todo para ellos, sin Dios nada tendría sentido. En el Edén todo era la voluntad de Dios Entonces, el enemigo de Dios les presentó una extraña forma de estar ocupados solo en ellos, y no en Dios. Les presento el mundo y las cosas del mundo.