Con esta última cualidad del pastor, Pablo termina sus 22 demandas para aquel que anhela obispado. Con semejante lista de exigencias para ser cumplidas en su totalidad, queda demostrado que ser pastor no es una tarea fácil y no es cualquier cosa. Comenzando con el llamamiento divino, y luego seguido por todos estos “mandamientos”, cada hombre que desea ser pastor debe considerar detenidamente si está apto o no para ejercer semejante cargo.