La palabra “neófito” tiene que ver con la idea de un “recién plantado”, como una planta recién sembrada. Otra traducción traduce: “No debe ser un recién convertido”.
¿Cuál es la idea de esto? Que la elección de un neófito podría tener resultados desastrosos tanto para el pastor mismo y, por lo tanto, para la iglesia. La iglesia no debe elegir a un novicio por las exigencias mismas del ministerio. No son pocas las iglesias que se han visto afectadas por haber tomado una decisión “apresurada”, y al llamar a un “neófito” han pagado las consecuencias.