Pablo termina este capítulo con un sumario de declaraciones cortas, cada una de ellas llena de un profundo contenido teológico a lo que él llama “el misterio de la piedad”. Por supuesto que cada declaración da para hacer un estudio más profundo, porque todas hablan de la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su ascensión. Este es el más bendito misterio de las Escrituras.