Parece magia, pero no lo es. Te pasas una hora colgado de una barra como un mono y te llevas dos lecciones para la vida: lo importante que es no acomodarse y que al dolor se le combate con esfuerzo.
A mi no me sale lo de llamar a un mixto de otra forma. Hoy nos comemos el de Junior, que tiene un café de barrio por Arturo Soria.