Hoy recordaremos al cura más listo del imaginario colectivo con permiso del Papa Clemente, hoy hablaremos de George Richard Chamberlain, que no se pudo poner Richard Chambrainlaikadaimon porque Gonzalo ya lo tenía cogío.
El pequeño Richard nació en Los Ángeles, el 31 de marzo de 1934, pero fue criado en Beverly Hills, que eso es el “nacer en Sevilla y que te críen en Conil” de ellos. La infancia regulá, porque el padre empinaba el codo más que un policía en un cruce con un semáforo fundío.
En 1952, con 18 años se graduó en el instituto y luego se fue a la universidad de Pomona. Después de graduarse en la licenciatura de artes se fue a Corea a hacer la mili durante 16 meses y cuando volvió se metió a estudiar actuación.
No se preocupen ustedes, que esta gente parece que tienen una vida aburrida pero luego cogen carrerilla y les pasan más cosas que a Liam Neeson en una noche.
Debutó en TV en 1961 realizando papeles secundarios en algunas series que lo convirtieron en un ídolo adolescente, porque eso sí, Richard de jovencito era más bonito que una ración de ortiguillas. Luego daría el salto al teatro y al cine.
Convertido en estrella de la TV en 1983 le llegó el proyecto que le daría proyección internacional, “El pájaro espino”, la historia de un sacerdote que se murió con un polvo enconao.
En esta época ya empezó a estropearse un poquito y cuando intentaba mirar intensamente le salía una mollita aquí en el entrecejo como a Bud Spencer.
Cuando no actuaba iba al psicólogo porque a Richard lo que le gustaba era la Mortadela negra de La Piara, pero en aquellos años no lo podía decir porque lo echaban sin finiquito. Afortunadamente pudo disfrutar de su vida durante casí 30 años junto al actor, guionista y productor, Martin Rabbet, aunque no pudo reconocer públicamente su homosexualidad hasta 2003, cuando se publicó su autobiografía.
Ah, pues no, parece que la vida de Chamberlain coincidió con una noche en la que no le secuestraron la hija a Liam Neeson, porque fue más aburrida que la entrevista de Bertín Osborne a Arévalo. Vamos, que si buscas “Anécdotas de Richard Chamberlain” en Google lo único que sale es que salió del armario con 70 años.
No tuvo hijos pero le pusieron una estrella en el paseo de la fama, que antes eso era como ganar un Óscar, pero ahora mismo seguramente habrá un enganchao al fentanilo vomitando encima.
Desgraciadamente el 29 de marzo de 2025, dos días antes de cumplir 91 años, nos dejaba Richard Chamberlain en su casa de Hawái aunque ustedes siempre podrán recordarlo cuando tengan un polvo enconao o conozcan a alguien con una mollita en el entrecejo como Bud Spencer.