Cómo ayudar a los niños que se preocupan por tener ‘malos pensamientos’
Los pensamientos a menudo son impulsados por estados emocionales, señala el Dr. Bubrick. Por ejemplo, “cuando estoy feliz, es más probable que tenga pensamientos felices, y cuando tengo miedo, es más probable que tenga pensamientos atemorizantes. Cuando tengo hambre, es más probable que tenga pensamientos acerca de la comida”. Cuando nos sentimos frustrados o enojados, todos podemos identificarnos con imaginar que le suceden cosas malas a la persona que se interpone en nuestro camino.