¿Sabías que María era una mujer decidida, comprometida y portadora de una promesa?
María era una joven sencilla, desposada con José, cuando Dios envió al Ángel Gabriel a decirle que la había elegido para ser madre del Mesías, por obra del Espíritu Santo. María pregunta y dialoga con él y, sin comprender el misterio ante ella, responde con una fe libre y comprometida: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices” (Lc 1,38).