Hay que aprender a ofrendar la vida a Dios. Si el grano de trigo no muere, queda infecundo.
Hay que aprender a amar muriendo: muriendo a nuestros egos, muriendo a la autocomplacencia, muriendo a la autorrealización.
Dios nos da la vida, hay que dar la vida a Dios para que dé frutos.
Dios nos pide la vida para hacerla más grande, para prolongarla hasta la eternidad.
“El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que la pierda por Mí, la encontrará”
¿Qué somos si no consagramos nuestra vida a Dios?
¿De qué sirve “tener todo”, si nos falta Dios?
ORACIÓN POR EL FIN DE LA PANDEMIA de Mons. Luis Manuel López Salazar, en el 90.9 de FM: La Mejor, del Grupo RSN. 3/10/2020.