¿Pirata ecologista o ecoterrorista? El activista ambientalista canadiense Paul Watson se ha ganado varios apodos por sus operaciones de saboteo contra barcos balleneros en los océanos del mundo. RFI vuelve sobre décadas de activismo de Watson, preso en Groenlandia a raíz de una petición de extradición de Japón.
"Me han llamado de muchas formas. Me dijeron 'ecoterrorista', pero nunca trabajé para Monsanto. En 2014, un juez federal estadounidense me tildó de 'pirata' y no me acusó de ningún cargo. ¡Y saben qué?, para mí es un orgullo!”, bromeaba Paul Watson en 2023 durante un encuentro con el público en Francia.
La pasión por Watson por los océanos empezó desde temprana edad. Creció en Saint Andrew by the Sea, una ciudad portuaria del este de Canadá, fue guardacostas a los 18 años, y trabajó luego en la marina mercante. En 1971, participó en la campaña contra los ensayos nucleares en Alaska y luego fue uno de los miembros fundadores de la ONG ecologista Greenpeace. Pero las acciones de la organización eran demasiado tibias según Watson.
“Creó la organización Sea Sheperd (pastor del mar) con una visión de intervencionismo agresivo, porque interfiere físicamente, pero no violenta porque no dañamos a nadie en el proceso”, explica Cristina Gimeno Luna, representante de la Fundación Paul Watson en España.
Desde entonces, el activista marino asumió una línea de mano dura para impedir la caza de las ballenas. A pesar de sus 73 años, el canadiense que sus amigos llaman Capitán Paul Watson, no ha dejado de recorrer los mares para interceptar barcos balleneros.
En 2012 por ejemplo un barco de la organización que dirigía entonces, Sea Shepherd, libró una verdadera batalla naval contra el Nisshin Maru, un buque-factoría japonés de más de 120 metros que pescaba cetáceos en el santuario de ballenas del océano Austral. Los activistas lograron entonces impedir que el ballenero se abasteciera en combustible en alta mar. Enfrentamientos como aquello terminaron varias veces con barcos averiados. En total se le atribuye a Watson una decena de buques balleneros ilegales saboteados en puertos, varios buques embestidos en alta mar, cientos de redes confiscadas y más de 250 operativos en los mares del mundo.
Fuga en altamar
Estas acciones le valieron varias demandas judiciales. En 1997, fue condenado en ausencia en Noruega por el saboteo de un barco pesquero en 1992. En 2012, Watson fue detenido en Alemania, a petición de Costa Rica, tras impedir las operaciones de un barco que pescaba aletas de tiburón. No sin disfrazarse con una peluca, Watson se fugó y desapareció varios meses en aguas internacionales a bordo de un barco. En julio de 2024 sin embargo, fue detenido en Nuuk, capital de Groenlandia tras una notificación roja de Japón a través de Interpol. El país asiático, que aún autoriza la pesca de ballenas, lo busca por un operativo anti caza de ballenas de un barco japonés en 2010.
“Sea Sheperd se encontraba en una campaña contra la caza de ballenas de Japón en el santuario de ballenas del Antártico, cuando el Ady Gil, uno de los barcos que participaba en la campaña, pero no era propiedad de la ONG, fue deliberadamente arrollado por un arponero japonés, causando el hundimiento de este barco”, cuenta Cristina Gimeno.
Pete Bethune, capitán del barco decidió entonces abordar el arponero para presentar una queja por escrito al capitán y entregarle una factura de los gastos del barco, según describe la activista. “Paul Watson no le recomendó abordar el barco, pero Pete Bethune abordó el barco y fue arrestado. Fue llevado a Japon y realizó una supuesta confesión diciendo que era Paul Watson quien le había ordenado abordar el barco ballenero japonés”, detalla Cristina Gimeno.
Bethune se retractó de sus acusaciones. Pero con base a esa confesión, Japon emitió en 2012 una notificación roja ante Interpol para pedir la detención de Watson. “La petición de arresto caducó dos veces y esta última vez, la han hecho de manera confidencial. Como no había notificación roja publica, Paul Watson decidió embarcarse en la nueva operación contra la caza de ballenas japonesa, la ‘Operation Kangei Maru’, el nuevo buque ballenero japonés de procesamiento de carne de ballena, de 1300 toneladas. Paul Watson salió desde Dublín para interceptar al Kangei Maru y 14 miembros de las fuerzas especiales danesa y se lo llevaron arrestado por la orden de arresto de Japón”, lamenta Cristina Gimeno.
Nuevas amenazas contra las ballenas
A pesar de la moratoria sobre la caza de ballenas, la protección de las ballenas sigue siendo un reto ecológico. La caza de ballenas mata cada año a unos 1.200 ejemplares pese a estar desde 1986 bajo una moratoria, una medida que tres países rechazan: Japón, Noruega e Islandia.
En el siglo XX, casi 3 millones de cetáceos fueron víctimas de los arpones, hasta que, en 1986, una moratoria internacional prohibió la caza de ballenas con fines comerciales. “Eso ha permitido en varias especies una recuperación bien evidente. El caso más emblemático es de la ballena jorobada. Casi todas las poblaciones se han recuperado bastante bien. En Australia se ha estimado que se recuperaron en niveles preexplotacion. Ya no están en la lista de especies protegidas en Australia”, observa en entrevista con Radio Francia Internacional el científico chileno Carlos Olavarría, experto en genética de ballenas, y asesor de varios gobiernos para la protección ballenera.
“Eso mismo ha sucedido con la ballena azul. En Chile por ejemplo se ha recuperado de manera importante. Entonces la moratoria comercial fue una herramienta importante. Pero hay nuevos desafíos”, advierte Olavarría.
La ofensiva diplomática de Japón para reanudar la caza
Y enumera: “La contaminación del medio ambiente marino, la contaminación acústica es otra problemática, el espacio que usamos en el mar y que afecta las rutas migratorias, el desarrollo de la acuicultura de las pesquerías: hay muchos animales que mueren enmallados. Entonces la moratoria no es suficiente”. Para enfrentar estos retos nuevos, el científico llama al establecimiento de áreas marinas protegidas.
Otras especies además, aun están en peligro de extinción la ballena franca del Atlántico Norte, en ‘peligro crítico’ desde 2020, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservacion de la naturaleza.
A pesar de estas amenazas, Japón tratar de fracturar el consenso internacional sobre la protección de las ballenas. A finales de septiembre de 2024, en el marco de la Comisión Ballenera Internacional en Lima, un grupo de países africanos aliados de Japón sometieron un proyecto para levantar la moratoria que protege a las ballenas, esgrimiendo el argumento de la seguridad alimentaria. Dicha propuesta no fue aprobada, pero demuestra las ambiciones de Japón por legalizar la caza comercial de ballenas.
Escuchar el podcast completo:
Entrevistas:
>Carlos Olvarría, Director Ejecutivo, Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas y asesor de varios gobiernos en materia de protección marina.
>Cristina Gimeno Luna, Representante de la Fundación Capitán Paul Watson en España.