Gamés está de plácemes: el litio es nuestro, doblemente nuestro. Ciertamente la Constitución protege todos los bienes del subsuelo como propiedad de la nación, pero nunca está de más darle una vuelta para que amarre la soberanía. En materia de litio, nadie nos va a robar, porque de que los hay, los hay, unos neoliberales vendepatrias.