En el año 2020, tras los incendios forestales que devastaron Australia, una historia se volvió viral. En medio de las ruinas de su casa calcinada, una mujer llamada Maree tocó un viejo piano ennegrecido por las llamas. Aunque estaba desafinado, tocó un himno cristiano mientras las lágrimas recorrían su rostro. Su video fue compartido por millones. Cuando le preguntaron por qué lo hizo, respondió: “Todo se perdió, pero mi fe quedó intacta”.
A veces creemos que adorar solo es posible cuando todo está bien. Pero el verdadero acto de fe ocurre cuando adoramos en medio de las cenizas. Cuando no tenemos respuestas, pero sí confianza. Cuando todo parece perdido, pero aún queda una canción.
En la Biblia, Job se postró y adoró justo después de perderlo todo. Pablo y Silas cantaron en la prisión. El Señor Jesús oró en Getsemaní, sabiendo que la cruz venía en camino.
Por consiguiente, si estás entre ruinas, no te calles. Eleva tu oración, aunque sea un susurro. Toca tu canción, aunque parezca desafinada. Dios se glorifica en los altares construidos con cenizas. La Biblia dice en Isaías 61:3: “A ordenar que a los afligidos... se les dé gloria en lugar de ceniza” (RV1960).