
Nuestro Libro Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos Todos, en mayor o menor grado, sentimos que algo en nuestras vidas no marchaba bien. En nuestro primer contacto con el Movimiento ya fuera en alguna de sus salas, en una Junta de Información o en la página web, muchos pensamos que algún especialista hablaría con nosotros, quizá nos sometería a algunas pruebas y al final nos diría si éramos neuróticos o no, y en caso afirmativo nos diría qué hacer con nuestro problema. A muchos nos desconcertó que nos dijeran que en el grupo no había médicos ni psicólogos, ni nadie que estuviera capacitado o autorizado para darnos un diagnóstico de neurosis. Sólo nos invitaron a asistir a varias sesiones y nos aseguraron que, si escuchábamos con atención las experiencias de los participantes, nosotros mismos nos daríamos cuenta de si teníamos un problema emocional y decidiríamos si la terapia del Movimiento era lo indicado para nosotros. Esa impresión de extrañeza es normal en el recién llegado, que pronto se da cuenta de que los miembros del grupo, quienes sin ningún temor ni reserva se dicen neuróticos, describen gran variedad de síntomas: miedos, angustia, tristeza, soledad, desgano o falta de interés por la vida; celos, agresividad, apego excesivo a una pareja u otra persona, insatisfacción, adicción a alguna droga o sustancia, compulsión por comprar, gastar dinero o pedir prestado; ansiedad, desesperación, temor a la locura, ideas suicidas u homicidas, timidez exagerada, problemas de sexualidad, y muchos más. ¿Qué es, entonces, la neurosis?, se pregunta el recién llegado. En realidad, aunque la palabra “neurótico” Neurótico es, “una persona que admite que sus emociones interfieren con su vida”. tiene una connotación médica específica y en ocasiones se llega a decir como ofensa, razón por la cual algunas personas tienen cierto recelo al acercarse al grupo—, en el Movimiento Buena Voluntad se usa en un sentido más bien práctico. Un neurótico es, para nosotros, “una persona que admite que sus emociones interfieren con su vida, en cualquier grado en que ella lo acepte”. O, en palabras del escritor Carlos Monsiváis en nuestro XI Simposium sobre Neurosis, en 1991: “es neurótico el que dice que lo es”. Esta simplicidad, que parece poco científica, tiene la ventaja de poner énfasis en la admisión de la enfermedad, que, como se verá más adelante, es indispensable para llegar a una recuperación verdadera y sostenida. Y, puesto que la terapia del Movimiento es de enfermo a enfermo, sin participación de especialistas aunque respetamos profundamente las investigaciones de médicos, psicólogos y psiquiatras, a quienes contamos entre nuestros grandes aliados—, la manera en que ayudamos al recién llegado a decidir si tiene problemas emocionales parecidos a los nuestros es compartiendo nuestras experiencias durante las sesiones.