
Mientras continuamos nuestro estudio en el libro de Timoteo, vemos que Pablo instruye a Timoteo sobre cómo tratar a los ancianos (líderes) de la iglesia. Enseña que deben recibir doble honor, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, recordando que “el obrero es digno de su salario”. También le aconseja no aceptar acusaciones contra un anciano sin el testimonio de dos o tres personas. Si un líder peca abiertamente, debe ser corregido públicamente para que sirva de advertencia a los demás. Timoteo debe actuar con imparcialidad y sabiduría, evitando nombrar líderes con ligereza. Además, se le anima a cuidar su salud, incluso tomando un poco de vino por sus enfermedades. Finalmente, Pablo le recuerda que tanto los pecados ocultos como las buenas obras, tarde o temprano, salen a la luz.