La actitud no cambia las circunstancias, pero sí cómo las enfrentas.
En este episodio reflexiono sobre cómo una mala actitud puede agravar cualquier situación, y cómo reenfocar tu diálogo interno puede hacer que todo sea más llevadero.
Ep.256-Autocontrol, El Poder Silenciosos que lo Cambia Todo
Ep.267 El Peligroso Diálogo Perdonador
Ep.268- Cuando el Error de Otro se Volvió Tu Diálogo Interno
Hola. En el episodio anterior estaba hablando acerca de ese diálogo perdedor que no nos podemos permitir tener. Y eso nos lleva a entender que la actitud es casi el 98% del trabajo. La actitud es un reenfoque.
Te cuento: en unas conferencias a las que asistí en Los Ángeles, la ponente principal hablaba de cómo, muy rápido, tuvo que pasar de ser alguien apasionada por cantar y el teatro, a convertirse en expositora. Así se le presentó la oportunidad, y la tomó porque sabía que era el camino correcto.
Ella dice que, aunque podía tener un diálogo interno negativo por la curva de aprendizaje y la incertidumbre, lo que le ayudó fue la actitud. Tener buena actitud incluso en medio de la incertidumbre. La actitud es ese reenfoque que nos permite creer en nosotros mismos y saber que podemos salir adelante.
Esto me recuerda una historia bíblica. Jesús caminaba sobre el agua hacia los apóstoles, y Pedro le dijo: “Si tú me das permiso, yo también caminaré”. Jesús le dijo: “Ven”. Pedro comenzó a caminar, pero al ver la tormenta perdió la seguridad (la fe), y empezó a hundirse. Jesús lo tomó de la mano.
Eso muestra cómo alguien puede tener el enfoque para hacer algo, pero al prestar más atención a las circunstancias negativas, comienza a dudar de sí mismo.
La clave está en el enfoque. Yo siempre le digo a Dios: “Puedo hacer todo, siempre y cuando tú me ayudes”. Pero incluso fuera de la fe, hay que creer en uno mismo. No prestes tanta atención a la incertidumbre. No permitas ese diálogo interno que te sabotea.
Una gran oportunidad no siempre viene de afuera. A veces es simplemente decidir hoy que vas a tomar decisiones para reestructurar tu vida. Eso también es una gran oportunidad.
Y claro, no siempre es fácil tener una buena actitud. Pero incluso en medio de la tormenta, se puede. Me acuerdo una vez que tenía una mala actitud, un día tan pesado que ni hice el esfuerzo por cambiarla. Poco después, me lastimé la espalda y tuve que guardar reposo. Ahí pensé: “Antes solo tenía que cambiar mi actitud… ahora además me duele la espalda”.
Tenemos el poder de escoger nuestra actitud. La actitud lo cambia todo. Incluso en medio de una situación difícil, siempre hay algo por lo cual estar agradecido.
Recuerdo un curso sobre manejo de emociones. Le pidieron a una alumna que agradeciera algo a sus padres, pero ella dijo que la habían maltratado mucho. La maestra le respondió: “Un bebé depende 100% de sus padres para vivir. Te mantuvieron viva. Eso ya es algo que agradecer”. Ese cambio de diálogo interno la ayudó a sanar.
La actitud hace más fácil todos los trabajos de tu vida. A veces basta con hablarte a ti misma/o con más gratitud. No se trata de ser falsamente positivo, sino de ver con claridad: “Antes tenía una mala actitud, ahora además estoy lesionada. Mejor cambio de actitud”.
Las cosas se vuelven más fáciles cuando dejamos de tener ese diálogo interno derrotista.
Grant Cardone, empresario y autor, una vez dijo que contrató a una asistente no tanto por sus habilidades, sino por su actitud. Porque la actitud también abre puertas.
Así que, elige tener una buena actitud. Nos vemos en el próximo episodio.