La salvación no consiste en una vida de disciplina o de práctica religiosa ritualista, sino de recibir la vida de Dios en el corazón por la fe en el Señor Jesús.
El vino nuevo de la salvación de Dios debe de ser puesto en odres nuevos de un corazón renovado por la gracia de Dios en Jesús.
El evangelio de Mateo tiene el objetivo de presentar a Jesús como el Mesías prometido a Israel, para que las personas puedan poner su fe en Él.