
Aquí se sintetiza la arquitectura teológica de los ocho pactos bíblicos desde la perspectiva del dispensacionalismo. El argumento central de este sistema hermenéutico es que la historia bíblica no debe ser reducida a la salvación individual (historia salutis), sino entendida como la historia doxológica del gobierno de Dios (oikonomia), cuyo fin último es la manifestación de Su gloria a través de la restauración de un reino teocrático terrenal. A diferencia de la Teología del Pacto, el dispensacionalismo se fundamenta en los pactos explícitamente ratificados en la Escritura, manteniendo distinciones cruciales entre Israel y la Iglesia.Los pactos universales (Edénico, Adámico, Noético) establecen las condiciones fundacionales para la humanidad, incluyendo el mandato de gobierno, las consecuencias de la caída y la institución de la autoridad civil. El Pacto Abrahámico es la matriz incondicional y unilateral de la que emanan las promesas escatológicas de tierra, simiente y bendición. De este pacto se derivan los pactos nacionales de Israel: el Palestino (garantizando la posesión final de la tierra), el Davídico (asegurando un trono y un reino eternos) y el Nuevo Pacto (prometiendo la regeneración espiritual de Israel).El Pacto Mosaico es único en su naturaleza condicional, bilateral y temporal, sirviendo como un paréntesis administrativo que ha sido cumplido y abrogado por Cristo. El dispensacionalismo sostiene que la Iglesia participa de las bendiciones espirituales del Nuevo Pacto sin anular ni apropiarse de las promesas nacionales y territoriales hechas a Israel, las cuales esperan un cumplimiento literal y futuro en el Milenio. Esta estructura pactual ofrece un marco coherente que vindica el carácter de Dios al asegurar el cumplimiento literal de cada una de Sus promesas.