La Naturaleza de los Dones Espirituales
Owen analiza la fraseología del Nuevo Testamento sobre los dones, dividiéndola en cuatro grupos para entender su naturaleza
Los dones son impartidos por Jesucristo (Efesios 4:8) al derramar el Espíritu Santo. Aunque a menudo se dan a través de la santificación de habilidades naturales, no son habilidades naturales en sí mismos. Se incrementan mediante el uso de los medios de gracia (oración, meditación, humillación, servicio).
Owen distinguía entre los oficios temporales y extraordinarios (apóstol, evangelista, profeta), que cesaron con la era apostólica, y el oficio permanente y ordinario del presbítero. Sin embargo, sostenía el principio de que "todo el poder del oficio depende de la comunicación de los dones, ya sean ordinarios o extraordinarios."
Owen afirmó que "los dones espirituales por sí mismos no convierten a un hombre en ministro, sin embargo, ningún hombre que no sea partícipe de estos dones puede ser hecho un ministro conforme a la mente de Cristo." Para Owen, el ministro es un don de Cristo a la iglesia, y la iglesia no tiene derecho a llamar a hombres al ministerio que no hayan sido "provistos de los dones espirituales de Cristo por medio del Espíritu." En su visión, la parábola de los talentos se aplica a la ordenación ministerial, indicando que "donde no hay tales dones espirituales dispensados por Él [Cristo], no hay ningún ministerio que Él acepte o apruebe."
Para el ministerio presbiterial ordinario, Owen requería no los dones extraordinarios (milagros, sanidad, lenguas), sino los dones ordinarios de sabiduría y ciencia, ejercidos con una "capacidad extraordinaria" y un "nivel eminente." Un ministro debe ser capaz de predicar la Palabra con aplicación, orar con unción y gobernar con sabiduría. Owen identificó tres dones esenciales para esta tarea:
La fuente destaca la relevancia actual de estos estándares para la formación ministerial, preguntándose: "¿Cómo es posible que, en esta época o en la que sea, nos atrevamos a considerar la idea de ordenar a hombres que no han dominado primeramente esas verdades?"
Owen enfatizó un punto crucial: "un hombre puede tener dones sin gracia," es decir, ser experto en comprensión y comunicación cristiana sin haber nacido de nuevo. Los dones pertenecen a la "administración externa del pacto de gracia," mientras que la gracia salvífica es la única que produce "el fruto del Espíritu" y un carácter transformado. Esto advierte contra la presunción basada en habilidades teológicas, recordando que un hombre con dones aún puede estar "bajo el estado de ira."