EHB Parte 2 06
15 October 2025

EHB Parte 2 06

SEMBRANDO CON FE Y ESPERANZA

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1. La Ley no era para ganar la salvación, sino para responder a ella.Una de las ideas erróneas más extendidas es que Dios le dio la ley a Israel como una escalera para que pudieran "ganarse" el cielo. Bajo esta visión, la salvación dependía de una obediencia perfecta a un sinfín de reglas. Sin embargo, el contexto bíblico presenta una imagen radicalmente diferente: la ley fue entregada a un pueblo que ya había sido salvado.La evidencia principal se encuentra en el preámbulo de los Diez Mandamientos. Antes de dar un solo mandato, Dios establece la base de su relación con Israel: "Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre" (Éxodo 20:2). Este es un recordatorio de un acto redentor ya consumado. La gracia de la liberación precedió a la demanda de la obediencia."Dios no dijo: 'Si obedecen estos mandamientos, los redimiré', sino: 'Porque los he redimido, así es como deben vivir como mi pueblo'".Esto cambia todo. La obediencia nunca fue concebida como un medio para ganar el favor de Dios, sino como la respuesta de amor y gratitud al favor ya recibido por gracia. La ley no era un contrato para iniciar una relación con Dios, sino la guía para vivir fielmente dentro de una relación de pacto que Él mismo había iniciado a través de un acto poderoso de salvación

2. La palabra "Ley" es una traducción limitada. Piensa más bien en "Instrucción Paternal".Cuando escuchamos la palabra "ley", inmediatamente pensamos en un código legal impersonal, en reglas frías y en las consecuencias de romperlas. Sin embargo, la palabra hebrea original, Torá (תּוֹרָה), tiene un significado mucho más rico y relacional.Torá se traduce mejor como "enseñanza", "instrucción" o "doctrina". Su connotación es similar a la guía que un padre amoroso le da a su hijo para su bienestar y formación. Este marco es fundamental, pues la relación de Dios con Israel se describe repetidamente en términos familiares, como en Éxodo 4:22: "Israel es mi hijo, mi primogénito". El libro de Proverbios ilustra perfectamente este matiz cuando usa la misma palabra: "guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza [torá] de tu madre" (Proverbios 1:8).Entender la Torá de esta manera transforma nuestra percepción de los mandamientos. No son un código penal diseñado para atrapar a los infractores, sino la instrucción paternal de Dios para guiar a su pueblo hacia la vida y la bendición. Por lo tanto, la desobediencia no era simplemente una infracción legal; era una trágica ruptura de la relación pactual, una afrenta personal al Padre del pacto que solo buscaba el bien de sus hijos

3. La Ley Mosaica fue radicalmente progresista para su época.A menudo se acusa a la Ley Mosaica de ser primitiva o de haber sido simplemente copiada de códigos legales más antiguos de la región, como el famoso Código de Hammurabi. Si bien existen similitudes superficiales, un análisis más profundo revela que la ley bíblica era única y revolucionaria en su contexto del Antiguo Cercano Oriente (ACO) debido a su fundamento teológico.Presentaba al menos tres distinciones clave que la hacían radicalmente progresista: Justicia Imparcial: A diferencia de códigos como el de Hammurabi, donde el castigo por un delito variaba drásticamente según la clase social, la ley bíblica estableció un estándar de justicia radicalmente igualitario. Su fundamento no era sociológico (la jerarquía social), sino teológico: el carácter santo de Dios. Ricos, pobres, nativos y extranjeros estaban bajo la misma ley. Valor de la Vida Humana: La razón por la que la ley valoraba la vida humana por encima de la propiedad es el principio del imago Dei: todos los seres humanos son creados a imagen de Dios. Esto se manifiesta vívidamente en sus castigos. Mientras que en otras culturas el robo podía castigarse con la muerte, en Israel se castigaba con la restitución. Por el contrario, los crímenes contra las personas conllevaban las penas más severas, reflejando el valor sagrado de cada vida