
En este séptimo capítulo, la calma del Polo Norte se ve interrumpida por un estallido musical inesperado: los duendes han organizado una competencia de villancicos que llena el taller de voces entusiastas, instrumentos improvisados y ocurrencias difíciles de predecir. Santa introduce el episodio con su humor habitual, relatando cómo cada rincón del taller vibra con intentos de armonía, percusiones extravagantes y la creatividad sin filtro del querido Elfín, quien asegura haber inventado un nuevo género con dos cascabeles y una cuchara. Entre risas, desorden navideño y una nevada suave que no logra apagar la energía del lugar, la competencia por la “Campana Dorada del Espíritu Navideño” se vuelve el centro de atención.
La segunda parte del capítulo nos muestra la ronda final, donde los duendes entregan actuaciones tan dispares como inolvidables, desde la percusión extrema de Felfo hasta la versión tecno-navideña de Elfín que mezcla martillazos, sonidos de gato y su propia tos. Pero el desenlace sorprende a todos cuando la Señora Claus entra a escena, canta impecablemente mientras reparte galletas y conquista el jurado sin resistencia alguna. Entre humor, música y la eterna confianza inflada de Elfín, este episodio captura la esencia del programa: navidad auténtica, humor espontáneo y el encanto único del taller más famoso del mundo. Un capítulo vibrante que deja claro que en el Polo Norte nunca hay un día igual.