
En este tercer capítulo, Santa Claus relata una jornada especialmente movida en el Polo Norte, marcada por las primeras pruebas del arriesgado y ambicioso Trineo Turbo XL, una creación del duende que prometía ser la innovación estrella de la temporada. Lo que debía ser una mejora tecnológica terminó convirtiéndose en un espectáculo involuntario: el trineo salió disparado sin piloto, el manual apareció envuelto como regalo y los botones instalados “con entusiasmo” provocaron más confusiones que avances. Entre anécdotas sobre renos haciendo piruetas no autorizadas y un panel de control que activa música navideña a todo volumen, Santa mantiene su característico tono cálido mientras comparte también la carta ingenua y encantadora de una niña que quiere saber hasta dónde puede llegar la magia en el cielo.
La historia del día continúa con un taller agitado, duendes curiosos activando funciones sin leer las instrucciones y un Santa que combina paciencia, humor y cariño por su equipo, incluso cuando el trineo decide girar solo como un trompo. Con villancicos que ayudan a bajar la tensión y una reflexión que invita a valorar los intentos, los errores y el espíritu persistente de quienes siguen creando magia, este episodio captura la esencia del programa: una mezcla entrañable de fantasía, complicaciones divertidas y la energía navideña que envuelve todo en optimismo.