Cuando un niño agrede, la escuela suele priorizar el respeto a sus derechos humanos, pero se deja de lado a los compañeros que son víctimas. Intentan usar unl enfoque formativo pues se busca entender el origen de la violencia pero si los tutores no colaboran, el proceso se estanca.
Además del acoso entre alumnos, las escuelas enfrentan una realidad mucho más compleja: niños con graves traumas, ambientes familiares violentos o ausentes, y un sistema educativo que en muchos casos no responde de forma efectiva ni suficiente. Algunos alumnos llegan golpeados, con hambre, sin materiales y con señales de abuso físico o psicológico que genera que se autoagreden y expresan deseos de morir.
La escuela intenta contenerlos, pero muchas veces los maestros deben hacerlo solos, sin protocolos claros ni apoyo institucional.
Acompañanos a descubrir ¿Quién protege a los niños y a los maestros en un mundo donde la violencia puede estar normalizada?
Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices