17 de noviembre
Casi sin excepción, los alcohólicos están torturados por la soledad. Incluso antes de que nuestra forma de beber se agravara hasta tal punto que los demás se alejaran de nosotros, casi todos nosotros sufríamos de la sensación de no encajar en ninguna parte.
COMO LO VE BILL, p. 90
Las agonías y el vacío que a menudo sentía dentro de mí, hoy son cada vez menos frecuentes en mi vida. He aprendido a lidiar con la soledad. Solamente cuando estoy solo y tranquilo, puedo comunicarme con Dios, porque Él no puede alcanzarme cuando estoy agitado. Es bueno mantener contacto con Dios en todo momento, pero es absolutamente esencial que, cuando todo parece ir mal, yo mantenga ese contacto por medio de la oración y la meditación.