Justo antes de ir a la cruz, Jesús miró a sus discípulos a los ojos y les dijo: “Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33, NTV)
No prometió una vida sin dolor, pero sí una paz en medio de la tormenta. En el Reino de Dios, el sufrimiento no tiene la última palabra. Jesús ya venció. Y si Él venció, nosotros también podemos permanecer firmes, con esperanza.
“Porque nada nos separará del amor de Dios, ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo por venir...” (Romanos 8:38-39)
¿Estás viviendo una temporada difícil? ¿Sientes que todo se tambalea?
En Cristo, las aflicciones no nos derrotan: nos recuerdan que nuestra victoria está en Aquel que venció.