En el Reino de Dios, muchas cosas se ven al revés de como las hemos aprendido. Allá, el que pierde… gana.
Jesús dijo: "Al que quiera salvar su vida, la perderá; y al que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará." (Marcos 8:35). No se trata de un llamado al sufrimiento por sufrir, sino a una entrega radical. Cuando vivimos solo para nosotros, nos vaciamos. Pero cuando nos rendimos por amor a Jesús, encontramos la verdadera vida.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16:24)
Guardar todo, controlar todo, asegurar todo… nos puede llevar a vivir una vida sin propósito. Pero rendirla por causa de Cristo, es descubrir lo eterno.
¿Qué estás intentando retener que deberías entregar? Solo cuando soltamos, comenzamos a vivir de verdad.