Una alegría y paz silenciosas
En el Día de Pascua, aún sentimos dolor, nuestro propio dolor y el dolor de los demás. Pero se ha introducido un nuevo elemento. No elimina el dolor, sino que le da un sentido, y lo ilumina con esperanza. Todo es diferente porque Jesús está vivo y nos habla con sus palabras de paz. Por lo tanto, hay una alegría silenciosa entre nosotros y un profundo sentido de paz. Jesús ha roto el poder de la muerte y nos ha dado la esperanza de la vida eterna. Señor, guarda esta esperanza con tu gracia yllévala a su cumplimiento en el reino de los cielos.