
Entrar en el Reino
1) Rico: Cuando hablamos de rico en esta parte hablamos de esas personas que tienen las virtudes necesarias de la vida, que los lleva a sentirse autosuficientes; casi que rozando con la soberbia, porque son personas que todo lo hacen bien y son exitosas en todo. Casi que no necesitan de Dios porque parece que lo pueden hacer todo y lo hacen bien. Ten cuidado de ser una persona así, porque pueden entrar en el centro de tu vida más tus virtudes que la gracia de Dios. Alguna vez me tocó ver un compañero que casi era difícil sentarse a comer con él, porque siempre te hablaba de sus logros u opiniones y siempre tenía la última palabra. Encima, como es Doctor en filosofía, te daba todas las razones. Era difícil meter la cuchara en el hablar porque siempre te buscaba rematar. Por eso aprende a dejar que Dios sea Dios y a callar cuando no hay palabras más que de Dios.
2) Sorprendidos: Siempre tenemos que tener esa capacidad de sorprendernos en la vida del cotidiano vivir. Es amar cada cosa que hacemos y ser creativos con las cosas que hemos de decidir. Recuerdo hace unos días que me tocó escuchar un reportaje que se le hizo a un cantante no vidente argentino. Le preguntaron qué le gustaría ver, y dijo “el rostro de mi hijo es lo que más deseo ver”. Allí me sorprendí y comprendí que, lo que para algunos es normal, para otros puede ser lo más valioso y sobrenatural.
3) Vida: La vida eterna implica un constante renunciar, pero también reubicar la vida misma de uno. La vida eterna es crecer y saber que de los errores y pecados también se aprende. Es comprender que debo dejar de lado mi voluntarismo exigente para abandonarme a la gracia de Dios, cercano y misericordioso, que nunca deja de darme una oportunidad. Algo bueno está por venir.