
1) Comprometida: Nosotros los católicos tenemos la tradición de celebrar los 15 años de las mujeres en honor a María, ya que María recibió el anuncio del ángel a sus 15 años aproximadamente. Así como también celebramos los 18 años de los varones en honor a San José, ya que recibió a María en su casa a sus 18 años. Pero la vida nos enseña que siempre uno tiene que asumir compromisos y que tu vida implica que vos te comprometas con tu vida. No podés estar esperando que otro sea quien lleve adelante tu vida. Si vos no te haces cargo de tu vida, nadie lo hará por vos. No puede ser que estés esperando que tu esposa cambie para que se haga cargo de vos o que tu esposo cambie para que se haga cargo de vos o que tu hijo o hija cambie para que se haga cargo de vos. Si estás a la espera de otros para que tu vida cambie, no vas a poder lograr nada. Vos no podés estar esperando que otro cambie para tener felicidad.
2) Justo: En José vemos la imagen de una persona justa, pero también clara en su vida. Eso es lo importante, que seas claro con vos y que hagas saber a los demás lo que quieres y lo que no quieres. Hay veces que yo me meto en cada problema por no saber decir “No”, o por simplemente decir: “No quiero o no puedo”. Entonces, por querer quedar bien con todos o por evitar un conflicto termino siendo injusto, y cuando uno quiere quedar bien con todo el mundo puede que termine quedando mal uno mismo.
3) Ángel: Dios siempre pone personas justas en el momento justo. Por eso, aprende a abandonarte a las manos de Dios y comprende que la vida implica también saber escuchar. Es necesario saber escuchar al otro y entender que hay personas que son nuestros ángeles. En los momentos más difíciles de mi vida aparecieron personas que me ayudaron mucho a salir adelante y lo curioso de esto es que esas personas hasta eran “cero” Iglesia, no eran católicos. Nunca olvidaré a un amigo llamado Ezequiel, una gran persona, que fue mi compañero de trabajo cuando estaba en mi crisis sacerdotal y tomé distancia de todo. Estaba con una mano atrás y una adelante. Me fui “seco”. Tomé distancia de todo, incluso del ministerio sacerdotal. Había conseguido trabajo, después de haber mandado currículums por todos lados. Obviamente no sabían que había sido sacerdote y entre mis miedos por el qué dirán, se acercó y me ayudó a insertarme en el trabajo. Recuerdo que, cuando le tuve confianza, le dije: “Lo que pasa es que soy sacerdote y lo dejé por un tiempo porque estoy en crisis”. Y recuerdo que me dijo: “No sé que es eso de ser sacerdote, pero sí sé lo que es estar en crisis”. Y allí se ganó mi amistad, porque me ayudó a salir adelante. No por el titulo o el puesto que tenía, sino por lo que era como persona. Creo que Dios te pone personas justas en los momentos justos. No te olvides que Dios siempre está con nosotros. Algo bueno está por venir.