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Uno de la multitud


1) Dile: No sé si alguna vez te diste cuenta que las únicas personas que se enojan, cuando vos le pones límite, son las personas que se beneficiaron de vos. Por eso aprende a poner límite, aunque cueste y duela. Alguna vez me tocó dolorosamente decirle a alguien que consideraba amigo: “para mantener la amistad, no hagamos negocios”. Porque sabía que quería beneficiarse, y eso que le compraba unas cuantas maderas nada más… pero es necesario y sano poner límite, uno, para cuidarse, y otro, para darse cuenta con quién uno comparte.


2) Juez: Está la famosa anécdota de aquel psicólogo que estaba en la sesión grupal y tomó un vaso y preguntó a los de la sesión: ¿el vaso está medio lleno o medio vacío? Todos quedaron medio perdidos. A eso sumó otra pregunta: “¿cuánto pesa este vaso?”, y empezaron a decir: “200, 300 y 100 gramos”. Pero el psicólogo dijo: el peso absoluto no es lo importante, sino cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto al vaso el vaso no es un problema, si lo sostengo una hora me duele el brazo. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más lo tengo en mis manos, más pesado se va poniendo. Por tanto, las preocupaciones, las presiones y el descontento son como el vaso de agua. Si pensamos en ellas un rato no pasa nada, si estamos dedicándole todo el tiempo a la misma preocupación entonces quedamos paralizados y golpeados, llevándonos a perder lo que nos hace felices. Sé que no es fácil, pero no es imposible.


3) Morir: Aprende a vivir el día a día y deja de estar todo el tiempo preocupado por lo material. Todo se da a su tiempo y aprende a vivir en el tiempo, porque por pensar en el futuro te olvidas de vivir el hoy y terminas lamentándote del pasado. Algo bueno está por venir.