004_Navidad-El Mesías Rey

004_Navidad-El Mesías Rey

David y Maribel
00:07:25
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Los judíos esperaban al Mesías, el rey que vendría a establecer su reino eterno.
¿Desde cuándo esperaban? y ¿cómo entendían que un rey eterno vendría? Múltiples profecías indicaban que el que había de venir descendería de la simiente del rey David. En 2 Samuel 7:8, Dios le pide al profeta Natán que hable con David:

“Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Y dice” Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje,
Y luego en el 16,
“Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.”

Aunque hacía siglos que el linaje de David no había reinado en Israel, sabían que el Rey de los judíos había de venir. Por eso los magos de oriente llegaron buscando al rey, como leemos en Mateo 2:2,

“diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.”

Herodes, al oír que los magos buscaban al rey que había nacido en Belén, sintiéndose amenazado por el que podría arrebatarle el poder, mandó matar a todos los varones menores de dos años nacidos en el pueblo de Belén. Los pobres inocentes pagaron la locura de un rey desequilibrado que se sentía amenazado por el verdadero Rey Ungido.

Jesús, el rey de Los judíos vivió bajo la autoridad de sus padres, sirvió con humildad a sus discípulos y a los que lo necesitaban, y predicó las buenas nuevas del reino, ocupándose de los negocios de su padre Dios. Jesucristo, el Perfecto rey había venido a reinar como ningún otro rey habría reinado o reinaría.

Dice la carta a los Hebreos,
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. (Hebreos 1:1-3)

Cuando Jesús fue apresado e interrogado, Pilato sabía que este tenía una extraña autoridad que él no llegaba a entender.
“Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.” Marcos 15:2

Y cuando fue crucificado, leemos en Mateo 27:37

“Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.”

Las autoridades romanas , sin entender lo que estaba sucediendo, cumplieron las profecías, y vemos así que la promesa del Mesías rey se cumplió perfectamente, y el reino de los cielos nos ha sido abierto para aquellos que con fe busquemos la gloria de Dios.

Leemos en Hebreos 1:8 “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino.”


Este texto que deriva del Salmo 45:6 proclama la grandeza de nuestro Señor Jesucristo. Ese bebé que nació en Belén no podía ser destruido por ningún rey humano. El Rey Mesías daría su vida para salvar al mundo de su pecado, y se sentaría en el trono a reinar. Su cetro de equidad reina y reinará eternamente, y un día toda rodilla se doblará delante de Él. ¿Y por qué no doblarla desde ahora, reconociendo su excelsa majestad? Durante esta navidad, adoremos al Rey de reyes, evitando las distracciones que nos puedan desviar del reino de los cielos.