El diablo no quiere tu cartera, el diablo no quiere tus manos ni tampoco tus pies, el tampoco quiere tu corazón, el enemigo lo que quiere es tu cabeza. Si el enemigo logra tomar control de tu cabeza el lograra controlar todo lo demás. Por esa razón el apóstol Pablo nos dice que debemos ponernos el yelmo de la salvacion para proteger nuestra cabeza del enemigo.