Pasando por un viejo hospital, por allí en 2008, Jan Jeník se fijó en un enorme agujero en medio de la vereda. Pensó en que ése podría resultar peligroso para las personas y se le ocurrió reparar el hueco con coloridos mosaicos, inspirándose un tanto en el arte de Gaudí. Su idea la aplicó más tarde también en otros lugares de Praga, sin demandar que su trabajo le fuera retribuido de alguna manera.