En un mundo que busca lo cómodo, lo instantáneo y lo estéticamente bonito… ¿quién quiere mirar un instrumento de tortura?”
Hoy hablamos de la cruz. Pero no de la cruz dorada del cuello. Ni de la cruz adornada de los altares.
Hablamos de esa cruz: ruda, pesada, manchada de sangre.
Hablamos del escándalo que no queremos mirar.