Tener casa propia ya no es una prioridad para los millennials. En Costa Rica y en buena parte de Latinoamérica, eso que antes se conocía como “el sueño de la casa propia” ha perdido fuerza entre las nuevas generaciones. Durante mucho tiempo, comprar una vivienda era sinónimo de éxito, estabilidad y progreso. Pero hoy, ese ideal parece desvanecerse. Las razones son muchas: desde lo económico hasta un cambio profundo en los estilos de vida y las aspiraciones.