Los autores de los salmos tienen una profunda convicción en Dios. Dios siempre ha estado presente en la vida de Israel. Dios es digno de ser alabado por su poder, por su misericordia, y por sus bondades. Aquí el Salmista recuerda algunas de las intervenciones de Dios en la vida del pueblo de Israel, y en su vida personal: Dios los sacó de Egipto con mano poderosa - Él abrió un camino a través del Mar Rojo. Él también les abrió un camino cuando detuvo las aguas del río Jordán, cuando entraron a la Tierra Prometida. Pero Dios también les permitió pasar por aflicciones; pero lo hizo con un propósito bien definido - los hizo pasar por el horno de fuego, para purificarlos de sus impurezas. Dios se complace en bendecir - pero Él espera que nuestras vidas cambien. Dios quiere que nos apartemos del pecado. Si queremos que Dios escuche nuestras oraciones, debemos apartarnos del mal. Confesar el pecado significa hablarle a Dios de mis faltas, y pedirle que me perdone, y que me ayude a apartarme de mis malos caminos. Que Dios nos ayude a cumplir todas nuestras promesas que le hemos hecho a Dios. Vayamos a su presencia, con gratitud, y con ofrendas voluntarias. Alabemos a Dios delante de todo el mundo. Que todos sepan que servimos a un Dios bondadoso y grande en amor y misericordia. Que el Señor te bendiga.