
Salmo 147 - El Señor sostiene a los humildes, pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo
Primero Dios, con Gerardo Farías
En este salmo encontramos las promesas de Dios para el pueblo que estaba volviendo del cautiverio en Babilonia. ¿Cuál era la promesa de Dios para ellos? Yo voy a sanar a los quebrantados de corazón. Yo los voy a bendecir. El destierro fue un castigo muy duro para Israel. Ver a Jerusalén en ruinas, y haber pasado 70 años en una tierra tan lejana, los había marcado profundamente. Pero el salmista aquí los invita a alabar al Señor, por su amor inagotable. Los invita a confiar en Dios. Así como hay estaciones para el frío y para el calor, Dios también tiene paciencia para con su pueblo. Pero cuando su pueblo se vuelve obstinado, rebelde, y malvado, como buen Padre celestial, Dios tiene que aplicar la disciplina. Pero una vez que se cumple el castigo, Dios con amor los consuela, y les muestra su amor y su bondad. Alabemos a Dios, porque Él es fiel y justo. Dios sostiene a los humildes, pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo. Que el Señor nos permita estar en el grupo de los humildes. De aquellos que se humillan en su presencia, que temen su Nombre, y que obedecen su Palabra. Que el Señor te bendiga.