Salmo 121 - ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra

La vida está llena de desafíos, problemas y dificultades. Cuando Dios nos creó, el mundo era perfecto. No existía nada que pudiera afligirnos o causarnos daño. Pero con la entrada del pecado, también entró la enfermedad, la angustia y la muerte. El pecado trajó consigo el orgullo, la mentira, los asesinatos, y toda clase de problemas para los cuales el hombre, por si solo, no puede solucionar. Es por eso que este Salmo comienza con esta potente declaración: ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, el que hizo el cielo y la tierra. El Creador, el que nos dio la vida, es el que tiene el poder para ayudarnos a atravesar todas las más complejas situaciones de la vida. Dios aquí promete cuidarnos, protegernos de todo peligro y de toda circunstancia que nos pueda dañar. Estas promesas fueron formuladas principalmente para todos aquellos israelitas, que tenían que viajar a Jerusalén, para presentarse en la Casa del Señor. Dios cuidaría de ellos en ese peligroso viaje. Dios cuidaría de sus hogares y de sus familias. Ellos tenían que subir a Jerusalén, a encontrarse con el Creador, su Ayudador y Sustentador. Si hoy estás enfrentando situaciones que escapan a tus fuerzas y habilidad para solucionarlas, recuerda que Dios, el Creador, es tu Ayudador. Confía en Él. Alza tu mirada por sobre los montes, y recuerda que el Dios de Jacob estará contigo en todo momento. Que el Señor te bendiga.