Este es el primero de una serie de salmos, que se los conoce como cánticos graduales, o de ascensión. Se cree que estos salmos se cantaban especialmente cuando todo judío debía viajar o peregrinar hacia Jerusalén, para las grandes fiestas de Israel. El salmo de hoy, es bastante breve, pero tiene un mensaje que debe hacernos reflexionar profundamente en lo que significa la vida, y en lo que significa viajar para estar en la presencia de Dios. El salmo comienza con la angustia. La vida, aunque puede ser hermosa, y estar llena de razones para disfrutarla y ser feliz, también puede enfrentarnos a momentos difíciles, de penurias y sufrimiento. ¿Qué es lo que le estaba causando angustia al autor de este salmo? Estar lejos de Jerusalén. Aquí el autor se lamenta por vivir en Mesec, que algunos eruditos identifican con la actual Turquía, es decir, al norte de Israel. Pero luego también menciona las carpas de Cedar, idenficada como la actual Arabia Saudita, es decir al sur de la Tierrra Prometida. ¿Cómo es posible vivir en dos lugares tan opuestos? Quizás el autor solo está enfatizando lo difícil que es vivir lejos de casa. No estaba en su tierra natal. Probablemente no tenía cerca a su familia. Pero lo peor de todo, es que vivía en medio de gente mentirosa y de gente violenta. El salmista se consideraba un pacifista. Pero vivía con gente que solo hablaba de guerra. ¿Te suena familiar? ¿Qué podemos hacer cuando estamos rodeados de gente perversa y mentirosa? Podemos clamar al Señor. Dios es el único que puede cambiar nuestras circunstancias. E incluso, si éstas no cambian, Dios también puede darnos la fuerza para soportar y seguir adelante. Clama al Señor. Él tiene el poder para librarte. Que el Señor te bendiga.