Ezequiel 3 - Frente dura como el diamante 💎

Ezequiel 3 - Frente dura como el diamante 💎

Gerardo
00:06:13

About this episode

Uno esperaría que la tarea del profeta Ezequiel no fuera una muy difícil. Después de todo él tenía que ministrar a los judíos que estaban en el exilio, en Babilonia. Uno podría pensar que ellos, después de todo lo que habían pasado y sufrido, estarían mås receptivos y listos para escuchar los mensajes de Dios. Pero no era así. Dios le advierte una y otra vez al profeta que el pueblo sería muy duro y terco. ¥Sería mås fåcil predicarle a un pueblo de otra lengua que al pueblo del Señor! Por eso Dios le da las siguientes instrucciones al profeta para que pueda tener éxito:
1.- Debía comerse la Palabra del Señor, la cual, como siempre, era mås dulce que la miel. Ese tiene que ser siempre, cada día, nuestro mayor y principal alimento. No podemos enfrentar los desafíos del día, sin antes llenarnos la mente y el corazón de la Palabra de Dios.
2.- Dios endurecerĂ­a el rostro del profeta. No serĂ­a fĂĄcil enfrentar a un pueblo duro y terco, por eso Dios harĂ­a al profeta aĂșn mĂĄs duro, como una piedra, para poder cumplir su ministerio y predicar la Palabra. Un ministro no puede dejarse intimidar por el pueblo al cual debe ministrar. Aunque sea difĂ­cil e incĂłmodo hablar, se debe predicar todo el mensaje de Dios.
3.- Antes de predicar a otros, el predicador debe predicarse a si mismo. El mensaje debe penetrar primero en la mente y el corazón del predicador. El mensaje debe primero transformar al predicador antes que al pueblo. Si predicamos la Palabra de Dios sin antes habernos convertido a ella, nuestro ministerio serå un fracaso. Los primeros en convertirse deben ser los predicadores. No prediques algo en lo cual no crees y no practicas. No te conviertas en un hipócrita. 
4.- Ezequiel debĂ­a ser un fiel centinela. El centinela era la persona que hacĂ­a sonar la trompeta sobre el muro cuando veĂ­a venir al enemigo. AsĂ­ la gente que estaba fuera de la ciudad, entraba y se ponĂ­a a salvo. Esa era la tarea de un centinela. Pero si el centinela se dormĂ­a, y no hacĂ­a sonar la trompeta, el serĂ­a juzgado responsable por no advertir al pueblo. La tarea del centinela era hacer sonar la trompeta. Pero era responsabilidad de la gente escuchar la trompeta y correr para ponerse a salvo. Dios le advierte a Ezequiel que muchos no escucharĂ­an la trompeta, pero aĂșn asĂ­ el debĂ­a hacerla sonar. Es decir, debemos predicar aĂșn cuando las personas no estĂ©n dispuestas a escuchar.
Que Dios nos de amor por los que se pierden. Que Dios nos ayude a ser exitosos en la ganancia de almas. Que Dios nos haga valientes y poderosos al momento de predicar. Que Dios nos permita experimentar un poderoso reavivamiento, antes de que sea demasiado tarde. Que Dios te bendiga.