Este poema iluminador y sólo aparentemente sencillo, del poeta griego Constantino Cavafis (1863-1933) habla sobre la importancia de disfrutar el camino hacia nuestra propia Ítaca (cualquiera que ésta sea), pues el viaje es mucho más importante que la mera llegada al destino final.
Sin olvidar la meta, es el recorrido, el verdadero secreto de nuestro breve tránsito por este mundo.
Así la legendaria isla griega —hogar de Ulises, Penélope y Telémaco— es la metáfora perfecta del propósito de la vida, de eso que nunca dejaremos de perseguir, simbolizando el acto de transitar por la vida de principio a fin, para finalmente volver al origen. Volver ahora llenos de sabiduría y experiencia. Ítaca es el camino, la vida misma.