Bajo mi tormenta
Déjame acariciarte en la lasitud de la noche,
recorrer los senderos de tu cuello a tu boca,
imantarme de tu aroma y seguir la ruta a ciega,
para detenerme luego, en el poblado de tu frente
que desde las alturas me observa serena.
Déjame matar los miedos, de que te mire otra,
de que otra te sueñe y comparta en su cama
el delirio imaginario de tenerte, como yo te tengo.
Seca mis lágrimas inútiles con tu enojo
por mi desconfianza y mímame de nuevo,
pidiéndome un beso con esa sonrisita tuya,
invadida de luces blancas.
Vuélveme de cara a ti, si te doy la espalda
y entierra tus ojos de tierra cereal
en el bosque lluvioso de los míos.
Píntame soles con tus lunas crecientes
y aferrado a mi cuerpo con tus manos de paz,
surca mi cósmica cintura en el oscuro de esta noche
en que tantos reclamos te hago.
Acúname en tus brazos que mis senos están cansados
de cargar con la duda, que tú no mereces.
Perdona mi insolencia, pero temo.. Temo perderte.
Ven, recítame en susurro un verso compadrón
que diga que es para mí cuando lo declamas
y ya no digas nada, descansemos amor mío
que mañana será otro día para temer de nuevo,
si retrasa las horas, el reloj de la sala,
de ser así, tenme la misma paciencia
que me tuviste un día y riégame de rosas rojas,
esas que bien sabes que me encantan.
Autor: Giann Poe