Este poema establece una relación intertextual con el conocido poema 15 de Pablo Neruda recogido en Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Si en el poema del Neruda la amada es recreada por el poeta, como quejosa y distante, Luis Alberto de Cuenca nos presenta una amada feliz y locuaz. Se trata de un amor carnal y gozoso («Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno»), frente a la propuesta platónica y espiritual del poema 15. En consonancia con el tema, frente a las metáforas idealizadoras nerudianas, el poema de Cuenca no renuncia a las expresiones coloquiales.